Pensar lento - actuar rápido

¿La foto de la inauguración o la película completa?

Gabriel PardiGestión de proyectos

Pensar lento - actuar rápido

✂️ Todos aplaudimos cuando se corta la cinta.

La nueva oficina, el software implementado, esa mega-obra de infraestructura.

Pero...

¿y si te digo que esa foto es solo la imagen final de una película que, la mayoría de las veces es de terror?

En su libro "How Big Things Get Done", el profesor Bent Flyvbjerg presenta una base de datos abrumadora:

más de 16.000 grandes proyectos (TI, energía, infraestructura) analizados en 136 países.

Y aunque su estudio se centra en estas mega-obras, la lógica aplica hasta en la remodelación de tu cocina.

🪣 Los datos son un baldazo de realidad:

Solo el 8.5% de los proyectos cumplen con sus plazos y presupuestos. Esto significa que un impactante 91,5% se pasa de costo, de tiempo o de ambos.

Pero la cifra es aún más cruda: cuando sumamos el cumplimiento de los beneficios esperados, el número de proyectos exitosos se desploma a un minúsculo 0,5%.

Sí, leíste bien.

El 99,5% de los proyectos fracasa en entregar el valor prometido en el tiempo y costo acordados.

Entonces, ¿por dónde empieza el cambio?

Antes que cualquier método o tecnología, empieza por las personas.

El autor identifica dos factores humanos que son la base de todo:

✔️ Un verdadero "Masterbuilder" al timón.

No un simple gestor, un director de orquesta, con sabiduría práctica ganada en la trinchera. Un líder con un historial probado que sabe navegar la complejidad, no solo con un plan, sino con criterio.

✔️ El equipo correcto. Esta es la clave.

Una idea mediocre en manos de un equipo brillante puede transformarse en un éxito rotundo. Pero la mejor idea del mundo, en manos de un equipo mediocre, tiene el fracaso garantizado.

Solo cuando tienes a las personas adecuadas, puedes aplicar la filosofía que lo cambia todo:

Piensan lento para poder actuar rápido.

No es una contradicción, es la estrategia más inteligente.

Significa invertir la mayor cantidad de tiempo en la etapa que menos cuesta

—la planificación, los bocetos, las preguntas—

para ejecutar a toda velocidad la fase que consume el presupuesto a un ritmo voraz:

el desarrollo, la construcción, la implementación.

Es dedicar meses a la mesa de dibujo, que es de menor costo, para que los días de grúas y hormigón, que son carísimos, fluyan sin sorpresas.

Esta filosofía se apoya en estos pilares:

1️⃣ Empiezan por el final:

Antes de hablar de ladrillos o líneas de código, se obsesionan con una pregunta: "¿Qué queremos sentir cuando esto esté terminado?". Anclan el proyecto en su "porqué" fundamental.

2️⃣ Usan el mapa de otros:

Con humildad, buscan datos de proyectos similares. Entienden que su desafío, aunque especial, es "uno de esos" y que pueden aprender de los fracasos de quienes ya recorrieron ese camino.

3️⃣ Ensayan la película en pequeño:

Como hace Pixar, crean "bocetos" de bajo costo para probar sus ideas. Prefieren encontrar las grietas en la maqueta y no en el edificio terminado.

4️⃣ Construyen su catedral con Legos.

Descomponen el monstruo complejo en piezas pequeñas, manejables y repetibles. El "clic, clic, clic" de esos bloques es el verdadero sonido del progreso.

Dejar de ser parte de la estadística del 99.5% no requiere más prisa, sino más pausa.

Requiere el liderazgo correcto, el equipo adecuado y una producción de trabajo inteligente.

Si sientes que tu proyecto se parece más a una torre de Babel, donde cada uno habla un idioma distinto, que a una obra de ingeniería precisa, conversemos.

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