Experiencia real, mirada sistémica, cercanía humana

Más de tres décadas acompañando a personas y organizaciones en sus desafíos.
Hoy mi rol es ayudarte a que los proyectos fluyan hacia su propósito.

De dónde vengo

Desde muy joven trabajé en ámbitos diversos: la ingeniería, la gestión de proyectos y la coordinación de equipos.

Esa experiencia temprana me dio una base sólida, pero sobre todo la certeza de que los cambios reales no dependen solo de planes y estructuras, sino también de las personas que los hacen posibles.

Con los años participé en proyectos de gran escala y también en procesos de transformación cultural.

En cada contexto confirmé lo mismo: lo técnico y lo humano van siempre de la mano, aunque muchas veces se los mire por separado.

Toda esta experiencia la apliqué recientemente en el rediseño del Área de Ingeniería de Proyectos de Oldelval S.A. para el Proyecto Duplicar, la obra de infraestructura más importante de los últimos años en Argentina.

Lo que aprendí en el camino

A lo largo de más de 30 años entendí que las organizaciones son sistemas vivos.

Funcionan con estrategias, estructuras y procesos, pero también con emociones, relaciones y dinámicas humanas.

Cuando esas dimensiones se desincronizan, los proyectos se traban.

Y cuando logran sincronía, aparece el flujo: claridad, compromiso y resultados que permanecen.

Mi camino profesional ha sido un viaje constante entre mundos: de lo técnico a lo humano, de lo racional a lo emocional, de lo rutinario a lo creativo y de lo conocido a lo inesperado.

Mi curiosidad me ha llevado a la búsqueda constante de respuestas.

Como un explorador que se adentra en tierras desconocidas para revelar sus tesoros, he aprendido a combinar la investigación y el análisis, con la capacidad de innovar con lo que encuentro.

Uno de mis primeros desafíos profesionales lo abarcó todo:
el diseño, desarrollo y lanzamiento comercial de una línea de llaves de luz al tacto.

Aprendí que crear algo desde cero no solo requiere precisión, sino también flexibilidad, adaptación a personas e imprevistos…

...y, sobre todo, sobrevivir a los errores e insistir hasta convertir una idea en realidad.

Luego, una beca en el Philips International Institute me llevó a Holanda, donde conviví con 24 profesionales de 19 países.

Aprendí que las diferencias culturales son una fuente invaluable de aprendizaje (y, a veces, de malentendidos curiosos).

Mientras tanto, entre clases y talleres, desarrollé un robot industrial que combinaba innovación y pragmatismo, reafirmando que lo técnico solo tiene valor cuando se traduce en soluciones útiles.

Más adelante, mi trabajo junto a Marta Minujín en el Laberinto Minujinda me desafió a romper esquemas.

Marta me mostró que ciertos límites solo existen si los aceptamos, una lección que transformó mi manera de abordar los problemas: con mente abierta y sin miedo a lo inusual.

Con el tiempo, exploré industrias tan diversas como el calzado, los cosméticos, los supermercados, el petróleo, las galletitas...

Cada sector me enseñó que, aunque las personas y los contextos cambian, los principios básicos de conexión y creatividad son universales.

Uno de los momentos más reveladores llegó cuando facilité un Open Space para la Asociación de Becarios Argentinos en Holanda.

Ahí descubrí que mi verdadero rol no era controlar, sino crear el entorno para que las ideas fluyeran y las personas brillaran.

Esta lección cobró mayor fuerza al poco tiempo, en el Future Search para Petrobras en Perú, donde ayudé a enfrentar miedos, liberar el compromiso colectivo y canalizar propuestas innovadoras en acciones concretas, que salvaron a la empresa de una venta inminente y movilizaron inversiones clave.

Hoy, miro hacia atrás y veo que todo forma parte de un único sistema.

Hay un hilo conductor claro: aprender a vincular las polaridades, abrazar la complejidad y cambiar 'o' por 'y'.

Creo que el verdadero impacto ocurre cuando unimos cerebro y corazón, sueños y acción, para transformar realidades, siempre con curiosidad, aprendizaje continuo y una buena dosis de humor para disfrutar el viaje.

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Cómo trabajo hoy

Hoy acompaño a líderes, equipos y organizaciones para que encuentren ese equilibrio entre lo técnico y lo humano.

No traigo recetas enlatadas: cada proceso lo diseñamos juntos, adaptado a tu contexto y a tu gente.

Mi rol es facilitar y producir que las ideas se conviertan en realizaciones concretas.

Escucho, traduzco lo complejo en simple y sostengo el proceso hasta que lo nuevo toma forma.

Lo que parecía una intuición se transforma en estrategia clara.
Y lo que era solo un plan, en obras y cambios que permanecen.

Lo que me encanta hacer

Me encanta sumergirme en la música.

No importa si es clásica, blues, jazz o rock, siempre encuentro la melodía perfecta para perderme… o encontrarme por un rato.

Disfruto cocinar (aunque me enchastre un poco).

Hay algo mágico en la química de combinar ingredientes y descubrir nuevos sabores para disfrutar solo o, mejor aún, en buena compañía.

Adoro pedalear por caminos conocidos o explorar nuevos paisajes.

La bicicleta es perfecta para liberar mi mente, encontrar soluciones brillantes… o tener charlas profundas conmigo mismo… o con un amigo.

Y, por supuesto, recorrer las páginas de un buen libro.

Es el lugar donde la imaginación vuela libre, y donde las ideas frescas se mezclan con las viejas para dar lugar a nuevos insights.

Si estas palabras resuenan contigo, demos el primer paso

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